Personalmente considero el masaje como una experiencia de meditación, en la que mi cuerpo y sus sensaciones me sirven de vehÃculo para poder acceder a otros estados de consciencia. A diferencia del yoga, en donde el sujeto necesita en mayor medida ser consciente de sus movimientos corporales y de su respiración, el masaje supone para mà un abandono, un dejarse llevar por las sensaciones táctiles, una apertura a la sensibilidad y sensualidad de mi propio cuerpo, permitiéndome alcanzar idealmente estados en los que ya no existe una consciencia del yo como individuo receptor del masaje, sino simplemente una verdadera experiencia espiritual de placer y goce intenso. Creo que el masaje es una buena herramienta para poder alcanzar un mayor autoconocimiento, pues siento que moviliza mi energÃa vital, me ayuda a eliminar bloqueos que me permiten conectar con sentimientos y emociones olvidadas, y activa a su vez mi energÃa erótica para una mayor creatividad en mi vida.